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“LOS RETOS DE LA EDUCACIÓN: PAULO FREIRE Y LA PEDAGOGÍA CRÍTICA”

IKER BARTOLOMÉ NIETO

UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

CIENCIAS POLÍTICAS Y GESTIÓN PÚBLICA



INTRODUCCIÓN


La educación es una piedra angular de las sociedades contemporáneas, puesto que han sido y son las encargadas de confeccionar los marcos mentales de las sociedades y de desarrollar las capacidades cognitivas de las personas. Confecciona los marcos mentales puesto que se ajusta a los modelos de gobierno de cada país en cada momento histórico. Cuando comenzó el proceso de industrialización en el siglo XVIII, se extendió el proceso de alfabetización a las capas más bajas de la sociedad como respuesta a la necesidad de la gran cantidad de mano de obra que se necesitaba. Con la tecnificación del trabajo, era necesario para el sistema capitalista tener una mano de obra mejor cualificada y la manera de conseguir tantas personas que sean capaces de realizar esos trabajos más técnicos fue la creación de las escuelas de aprendices. En la revolución industrial trabajaban mayormente todos los integrantes de la familia. El hombre era el encargado de conseguir la mayor parte del sustento económico, mientras que las mujeres y los niños cobraban un salario mucho menor. Las mujeres realizaban el trabajo doméstico así como el cuidado de los niños hasta que este podía entrar al proceso productivo. Como decía antes, las escuelas de aprendices fueron las encargadas de formar a los niños trabajadores de las fábricas, a la que accedían a la edad de 14 años más o menos. En ellas, los maestros enseñaban las técnicas necesarias para trabajar en esa fábrica para posteriormente entrar a trabajar en ellas, siguiendo la lógica de los gremios del siglo XVII y reproduciendo su funcionamiento de maestro-aprendiz. En los trabajos físicos, como bien podrían ser las minas, los niños entraban a trabajar a los 5 años, cobrando sueldos de auténtica miseria. A lo largo de historia, el acceso a la educación estaba reducido a las capas más altas de la sociedad, como eran la nobleza o los aspirantes a clérigos, hasta que las necesidades materiales del capitalismo provocó esta reforma educativa. El primer acercamiento a un proceso de alfabetización en España se dió en 1857, de la mano de Isabel II con la Ley Moyano, en la que se incluyó a las mujeres en el sistema educativo. Ya en la II. República se llevaron a cabo una serie más amplia de decretos para crear un sistema público de educación.


Durante este proceso comenzó a fraguarse la concepción que tenemos hoy en día de la educación, o más bien del sistema educativo. Este sistema educativo fue concebido como el proceso de formación de trabajadores para que no cesara la producción de capital, convirtiendo a las personas en simples piezas del sistema productivo capitalista. Y así ha perdurado hasta hoy en día. En la era de Thatcher y Reagan se construyó un discurso de individualismo, acabando con los últimos resquicios de la unidad obrera, alimentando su discurso con palabras como “diferentes” o “libertad”, escondiendo detrás ese objetivo de romper los vínculos sindicales y populares. Ahora primaba el estudiar para tener un buen currículum y ser mejor que los demás para así alcanzar la cima aplastando a tus rivales, pero no somos más que una pieza del engranaje del capitalismo. Este individualismo fue el pilar del discurso neoliberal de los años 80.



PAULO FREIRE Y LA PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO


Frente a este sistema educativo se encontraba Paulo Freire, que hacía la distinción entre la educación bancaria y la educación liberadora. Antes de explicar la posición de Freire respecto a la educación quiero presentarle. Paulo Freire nació en Recife (Brasil) en 1921 y murió en São Paulo (Brasil) en 1997. Fue un filósofo y pedagogo, escritor del libro Pedagogía del oprimido (1968) entre muchas otras, obra clave en el desarrollo de la pedagogía crítica. Fue un firme activista por la alfabetización de las clases más pudientes y de los oprimidos y un gran teórico, cuya obra ha sido fundamental en la concepción de una nueva forma de educación.


La educación bancaria, es el sistema educativo que predomina en todo el mundo, desde el punto de vista de Freire. Su premisa es que el educando, o sea, el alumno, recibe la información como si fuera una vasija vacía por parte del educador, o sea, el profesor. El educando debe memorizar sin ningún tipo de análisis, convirtiéndose en un depósito de información. Los encargados de educar a los educandos son vistos como opresores por Freire, ya que reproducen las lógicas del sistema. Esta educación genera la pérdida de conciencia crítica, la pérdida de la capacidad de imaginar e innovar, la pérdida de la capacidad de análisis y la cultura del silencio.


Freire concibe a los educandos como los oprimidos, puesto que su pensamiento estuvo fuertemente influenciado por el filósofo y psiquiatra, Frantz Fanon (1925-1961). Frantz Fanon fue defensor de los pueblos oprimidos poscoloniales y teorizó sobre el impacto que tienen las potencias colonizadoras sobre los territorios que ocupaban, sobre el racismo y la deshumanización recogido en su obra magna, Piel negra, máscaras blancas (1952). Esa concepción de la educación como resistencia al sistema que tenía Freire venía del pensamiento de Fanon acerca de la resistencia al colonialismo. Pensaba que con una educación correcta, las personas lograrían recuperar su soberanía y su conciencia crítica, y todo ello debía comenzar reconociendo la diferencia entre el opresor y el oprimido.


Por lo tanto, la educación liberadora es aquella que nos va a liberar del opresores y nos va a devolver la libertad. En este modo de educación, el educador debe concebir a los educandos como personas capaces e inteligentes, haciendo que los alumnos comprendan y analicen la realidad, descubriendo el porqué de las cosas y sus consecuencias. Y esto se debe dar con un diálogo permanente, rompiendo con la antigua estructura de la educación bancaria, en la que el profesor era el narrador que se encargaba de llenar esas vasijas vacías. Y lo más importante, los círculos de cultura, es decir los núcleos educativos, debían abandonar la estructura vertical y convertirse en un espacio en el que los profesores y los alumnos aprendan recíprocamente. Los profesores serán los encargados de cambiar el sistema educativo desde abajo, por eso es clave que el docente tenga una verdadera vocación por la educación, que ponga amor en su labor y esté siempre dispuesto a ayudar a sus alumnos.


Freire dejó muy claro que este pensamiento no es algo que se deba atribuir a la izquierda o al progresismo, es algo que debería estar presente en todas las coyunturas políticas, puesto que este sistema se basa en el pensamiento crítico y en el análisis. Su principal objetivo era educar a las personas para lograr esa emancipación del opresor, usando la educación como lo que era, una herramienta para la acción política.



LOS RETOS DE LA EDUCACIÓN


Paulo Freire fue el secretario de educación cuando el Partido de los Trabajadores ganó las elecciones municipales de São Paulo en 1988. Trató de democratizar las instituciones pedagógicas, ampliar el acceso de los sectores populares a la educación, fomentar la mejora de la formación de los pedagogos y eliminar el analfabetismo. Aunque siempre estuvo en contra del sistema, el pensaba que el cambio podía llegar desde dentro, y después de muchas dificultades debido a las actitudes reaccionarias de la burguesía y los medios de comunicación, decidió retirarse para apoyar el cambio desde fuera. Sabiendo que los poderes opresores van a hacer todo lo posible para frenar los cambios cualitativos que puedan darse, es muy necesaria la organización popular para defender las instituciones públicas y continuar la lucha pese a las dificultades. Por eso, es muy importante el papel que debe desempeñar el docente, encargado de llevar a la práctica los valores de la educación liberadora.


Hoy en día, según el informe PISA (Programme for International Student Assessment), los alumnos de países asiáticos como Singapur o Japón son los que mejor rendimiento tienen. Pero en lo que efectividad, innovación y felicidad de los alumnos respecta, los países nórdicos están en la cima del podio. Países como Finlandia, Dinamarca y Suecia están siendo los pioneros en un nuevo modo de educación. El factor más importante es el de la autonomía de la que goza el estudiante. Al contrario que en España, el profesor le da su confianza a los alumnos, por que el sabe que quieren aprender, y les da libertad a la hora de estudiar, hacer deberes u otras actividades. Actualmente en España, debido a esta crisis del Covid-19, se está manifestando la desconfianza entre alumno-profesor, saliendo a la luz actitudes policiacas por parte de los profesores respecto a las trampas en los exámenes. El alumno debe saber que tiene la confianza del profesor y que está ahí para ayudarle en su proceso de aprendizaje, no para obligarle a estudiar.


También es importante que los niños y niñas aprendan valores cívicos desde pequeños, como la justicia, la democracia, la multiculturalidad y la solidaridad, entre otras cosas. Por otro lado, los alumnos deben tener tiempo de ser niños, de disfrutar su niñez, aprovechando esto para desarrollar sus habilidades sociales, al mismo tiempo que pueden aprender el significado del compañerismo y la deportividad y disfrutar de la naturaleza mientras aprenden que es la ecología. El desarrollo sostenible y es un factor clave de la educación ya que es uno de los grandes desafíos a los que se va a enfrentar la humanidad. Desde la guardería, los niños está en contacto con disciplinas que se están perdiendo, como lo son la música y el arte, ya que estas ayudan a mejorar su creatividad e imaginación.


El sistema educativo tiene que servir para que los alumnos y alumnas vayan descubriendo sus aptitudes e inquietudes, vayan desarrollando su personalidad a la vez que aprenden los conceptos necesarios para posteriormente elegir cuál es su propósito en la vida. Los centros educativos tienen que ser un espacio de debate, en los que el profesor debe dar los materiales necesarios para que se complete el proceso anteriormente mencionado. Los alumnos tienen que desarrollar su pensamiento crítico, deben poder analizar la historia y posteriormente opinar acerca de ella, no sirve de nada estudiar para hacer un examen sin haber analizado la teoría y sacar una conclusión. Este es un factor clave para romper con la educación bancaria. El alumno debe desarrollar su conciencia, a pensar y decidir por sí mismos, y saber siempre el origen de la explotación y de la opresión, como defendió Freire en su obra Pedagogía del oprimido.


El profesor tiene que ser visto como una autoridad, pero que está al servicio del alumno. El educador tiene que ver al alumno como un ente individual, que tiene sus propias aptitudes y limitaciones, pero teniendo claro que forma parte de un grupo de alumnos que socializan entre sí. La metodología debe mezclar ese trabajo individual y el colectivo. Para esto también se deben implicar los padres de los alumnos, ya que son los que mejor conocen al alumno, aunando las fuerzas con los profesores para que el proceso de aprendizaje sea más eficaz y enriquecedor.


Este proceso debe pasar por el cambio del sistema de evaluación. No podemos tener un modo de evaluar al alumno que consista en estudiar un temario y luego ´vomitarlo´, siguiendo la lógica de las vasijas vacías que exponía Freire. El alumno debe adquirir conceptos y estudiarlos, eso está claro, pero luego debe saber aplicarlos a la realidad. En cualquier asignatura de ciencias el alumno debería aprender los pasos para solventar un ejercicio y no seguir el método de la selectividad de resolver repetidas veces el mismo ejercicio para luego hacerlo en el exámen. Eso no es saber hacer un ejercicio, es mecanizarlo. Al igual que en las asignaturas de humanidades, no sirve de nada estudiarse la teoría si no somos capaces de analizarla, comprenderla y llevarla a la práctica en forma de proyecto.


La nueva metodología debe tener en más en cuenta este trabajo práctico, ya que es un modo de asimilar conceptos poco a poco poniéndolos en práctica, que dista muy lejos del actual método de estudiar todo el temario y plasmarlo en una hoja de papel, sin haber pasado por ese proceso de análisis e interiorización. En distintas instituciones se está implantando esta forma de estudio, pero aún así se le sigue dando muchísima más importancia al examen escrito que al trabajo práctico.


Los estudiantes universitarios con los que he debatido acerca de este tema coinciden en que tienen mucha carga de trabajo durante el curso, con trabajos que no son de su interés y que además reflejan un porcentaje bajo de la nota final. Por eso el profesor se debe encargar de ofrecer diferentes modos de realizar el trabajo práctico para que se ajuste al interés del alumno, al mismo tiempo que aprenden los conceptos de la asignatura.


Otro desafío al que se enfrenta la nueva educación es el de la brecha digital. Debido a la modernización de la enseñanza y con la implementación de las nuevas tecnologías, hay familias que se quedan atrás en lo que ha dispositivos electrónicos respecta. Las instituciones públicas deben solventar este problema ajustándose a la realidad de cada alumno, ofreciendo soluciones a este problema, que se ha agudizado durante la crisis del Covid-19. También se debe lograr una tasa de alfabetización del 100%, algo por lo que luchó Freire durante su vida. Logró extender la alfabetización a las zonas más rurales de Brasil y hoy en día sigue suponiendo un problema para el país. Por último, se debe replantear el modo de acceso a la universidad y el bachiller, ya que tiene tantos defensores como detractores, pero dejo su análisis para otro momento.


BIBLIOGRAFÍA:

Freire, Paulo (1968): Pedagogía del oprimido. España: Siglo XXI editores.


Evans, Brad y Wilson, Sean Michael (2018): Retratos de la violencia. Una historia ilustrada del pensamiento radical. España: Akal.


Bernabé, Daniel (2018): La trampa de la diversidad. Cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la clase trabajadora. España: Akal.


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