RESEÑA DEL LIBRO: DÍAS Y NOCHES DE AMOR Y DE GUERRA
- bloglamina
- 2 abr 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 9 may 2020
ALBERTO PINEDA MOLINA
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO
CIENCIAS POLÍTICAS Y GESTIÓN PÚBLICA
Galeano, Eduardo (1978): Días y noches de amor y de guerra. Madrid: Alianza Editorial, 1986.
Un sufridor de su pasado, cuya obra destaca precisamente por su esfuerzo en relatar la violenta historia de la región latinoamericana, es Eduardo Galeano (1940-2015). Este escritor y periodista nace en el seno de una familia acaudalada y católica; pero que, paradójicamente, ha dedicado su vida a la defensa de los trabajadores de la tierra y las fábricas, y en ocasiones ha dudado de la existencia de Dios. En su juventud comenzó a expresar sus habilidades en la revista El Sol del Partido Socialista de Uruguay, pero la época que le tocó vivir no era la más idónea (o quizás sí) para un periodista crítico con las injusticias. La historia política de su país en especial, y del resto de naciones vecinas en general, fue el combustible necesario para que este referente de la izquierda latinoamericana se aventurara a denunciar los crímenes a los que eran sometidos países como Uruguay, Argentina, Chile o Bolivia, entre otros, por parte de sus gobernantes.
Días y noches de amor y de guerra es, en palabras del autor, “la crónica de un periodo atroz, marcado por la violencia desplegada por el poder para silenciar a los discrepantes y por el coraje de los que se negaban a callar”. En esta ocasión, Galeano deja de lado el ensayo histórico que caracteriza su trabajo por excelencia Las venas abiertas de América Latina (1971) para poner el foco en la historia de su vida narrada desde los infortunios que le tocó vivir, pero también desde los que habían sido sus episodios personales más destacados: cuando conoció a personalidades como el Che Guevara o Allende, cuando se amistó con las guerrillas en Guatemala... El libro está dividido en apartado de no más de 4 páginas en los que narra acontecimientos y subapartados, muchos de ellos de apenas dos párrafos, de hechos o reflexiones concretas.
Cualquiera que haga un pequeño repaso de su extensa obra podrá percatarse de que la mayoría de la literatura del uruguayo tiene como propósito la reivindicación de la memoria para las próximas generaciones y arrojar luz sobre la crueldad que desplegaban los regímenes dictatoriales de la época. Sin embargo, esta vez cambia el enfoque histórico por un enfoque muy personal cargado de aventuras, de situaciones cómicas, de amistades y de amoríos, para si acaso revelar la realidad política y social de los países que habitó.
En resumen, esta obra es la historia de una etapa de la vida del autor. En ella abundan los recuerdos de su infancia, de sus primeros acercamientos con la política, de los oficios que ejerció, de sus relaciones amorosas, de los traslados, voluntarios y forzados, que tuvo que realizar, de los relatos de gente cercana que había sufrido en sus carnes la censura y la tortura, de las desapariciones repentinas de conocidos, de las amenazas por no ser lo que el Estado quería que fuera, del desasosiego por no saber dónde vas a pasar la noche y si te vas a despertar la mañana siguiente, de las personas que por un motivo u otro marcarían su vida, de las conversaciones consigo mismo y con otros que le ayudarían a escribir el libro, de las caricias de la muerte, de su amor por el fútbol y por el cigarrillo, de sus disputas con Dios, de las locuras y los traumas que los perseguían, de sus estrechos vínculos con líderes políticos y de los festejos por seguir vivo.
Galeano trata de acompañar al lector por un camino de vivencias que él mismo ha experimentado gracias quizá a su capacidad para hacer amistades (y enemistades) por su condición de periodista y escritor. Unas amistades serían pasajeras, que no olvidadas, pero otras le serían indispensables para sobrevivir de las continuas amenazas a las que era sometido. Por enfrentarse frontalmente a las dictaduras era inscrito en la lista negra los regímenes, por eso, cuando no era censurado, era común verle escribiendo panfletos o apoyando huelgas de trabajadores. De este modo, trata de situar al lector en las pieles de su juventud y hacerle experimentar una mezcolanza de risas, pasiones, buenos momentos y situaciones difíciles.
A modo de valoración personal, voy a dividir la opinión de la reseña en reconstructiva, en la que destacaré los puntos fuertes, y en crítica, en la que resaltaré las debilidades, siempre de forma atenuada. A modo de valoración, he de decir que tras finalizar la lectura se me quedó un sabor de boca agridulce. Por un lado, porque al leer el argumento del libro en la contraportada me dio la sensación de que trataría de narrar la historia de los países en los que estuvo, no sólo hablando de esa historia, sino también de sus pensamientos, actitudes, de donde estaba y qué hacía cuando se dieron muchos de esos grandes acontecimientos. Sería mentir si dijera que no lo hace, por supuesto, pero se desenvuelve mucho en su vida cotidiana, en sus reflexiones personales, en sus paranoias, en sus recuerdos, en sus aventuras ajenas a la política, etc. hasta tal punto que da la sensación de que a veces uno está leyendo una autobiografía alejada del componente histórico que en mayor medida parece caracterizar la obra. Aún y todo, consigue no aburrir al lector, puesto que su capacidad expresiva para contar todas las situaciones que vivió hacen hace que el lector se adentre en ellas con suma facilidad. Diría que esto se debe a su habilidad para no tratar el lenguaje con abundancia de adornos, de palabras que puedan sonar raro al lector y de frases excesivamente largas, a centrarse en la secuencia y en la manera más eficaz para recrearla. Es una suerte leer una obra como esta en la que las palabras, se encuentran tan bien medidas, tan bien repartidas que uno percibe donde realmente el autor deja volar la imaginación del lector y donde trata de establecer un cerco sobre ella, pero no como si esto fuera algo negativo. A modo de nota, personalmente siempre me ha gustado hacer comparativas entre las relaciones personales que se establecían tiempo atrás con las que se establecen ahora, y esto es algo que días y noches de amor y de guerra permite hacer gracias a la destreza de Galeano para entablar una relación, del tipo que sea, con quien sea. Probablemente esa destreza le llevara a recorrerse gran parte del continente.
Desconozco hasta qué punto la obra de este autor es aplicada en los centros formativos, especialmente en las facultades de periodismo, como figura que escribía y que era censurado, que gritaba contra las injusticias y que era acallado y que pregonaba por la soberanía de los países contra sus opresores y que era perseguido. Sin duda a eso se debe la cantidad de homenajes, premios y reconocimientos que le han sido otorgados por esos países que años atrás habían sufrido la devastación y que afortunadamente habían tenido a Eduardo Galeano con los ojos abiertos y oídos atentos.
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